lunes, 19 de octubre de 2020

4°1° TM LITERATURA PF GENTA- MAIL: mariapaula.genta@hotmail.com ( 19/10/20)

 

Curso: 4to 1ra

Materia: Literatura

Profesora: PAULA GENTA

 

 

 

EL GAUCHO ¿HEROE O ANTIHEROE?

Hola chicos espero que se encuentren bien. En esta oportunidad vamos a realizar una integración de contenidos de la gauchesca. Falta poco para terminar el ciclo lectivo así que les pido un último esfuerzo. Comenzamos:

 

El gaucho Martin Fierro

El gaucho Martin Fierro decide contar el comienzo de sus desgracias. Recuerda la época en la que vivía en su rancho con su mujer e hijos, y era feliz pese a los duros trabajos que realizaba para subsistir. Pero un día en que se encontraba en la pulpería, un juez de Paz lo recluta a la fuerza y lo envía a la frontera. Luego de tres años de pasar duras penas, logra huir del fortín y regresar al pago. Allí encuentra abandonado su rancho y descubre que su mujer se ha ido con otro hombre y que sus hijos trabajan en una estancia como peones.

Sin familia, ni rancho, ni dinero, una noche se entera de un baile y, desolado, decide ir. Al ver entrar a una mujer morena con su pareja, le hace una broma. La mulata se ofende y Fierro termina trenzado en duelo con el compañero de la mujer, a quien mata. Convertido en gaucho desertor y matrero, se ve obligado a escapar de la justicia y refugiarse en la pampa.

 

- IX -


Matreriando lo pasaba

y las casas no venía-

solía arrimarme de día

mas lo mesmo que el carancho,

 1400

siempre estaba sobre el rancho

espiando a la polecía.

 

   Viva el gaucho que ande mal

como zorro perseguido-

hasta que al menor descuido

 1405

se lo atarazquen los perros,

pues nunca le falta un yerro

al hombre más alvertido.

 

   Y en esa hora de la tarde

en que tuito se adormece,

 1410

que el mundo dentrar parece

a vivir en pura calma-

con las tristezas de su alma

al pajonal enderiese.

 

   Bala el tierno corderito

 1415

al lao de la blanca oveja,

y a la vaca que se aleja

llama el ternero amarrao-

pero el gaucho desgraciao

no tiene a quién dar su queja.

 1420

 

   Ansí es que al venir la noche

iba a buscar mi guarida-

pues ande el tigre se anida

también el hombre lo pasa-

y no quería que en las casas

 1425

me rodiara la partida.

 

   Pues aunque vengan ellos

cumpliendo con sus deberes,

yo tengo otros pareceres

y en esa conduta vivo-

 1430

que no debe un gaucho altivo

peliar entre las mujeres.

 

   Y al campo me iba solito,

más matrero que el venao-

como perro abandonao

 1435

a buscar una tapera,

o en alguna viscachera

pasar la noche tirao.

 

   Sin punto ni rumbo fijo

en aquella inmensidá

 1440

entre tanta escuridá

anda el gaucho como duende,

allí jamás lo sorpriende

dormido la autoridad.

 

   Su esperanza es el coraje,

 1445

su guardia es la precaución,

su pingo es la salvación,

y pasa uno en su desvelo,

sin más amparo que el cielo

ni otro amigo que el facón.

 1450

 

[...]

[...]

[...]

[...]

[...]

 1455

[...]

 

   Ansí me hallaba una noche

contemplando las estrellas,

que le parecen más bellas

cuando uno es más desgraciao,

 1460

y que Dios las haiga criao

para consolarse en ellas.

 

   Les tiene el hombre cariño

y siempre con alegría

ve salir las tres marías

 1465

y si llueve, cuanto escampa,

las estrellas son la guía

que el gaucho tiene en la Pampa.

 

   Aquí no valen Dotores,

sólo vale la esperencia,

 1470

aquí verían su inocencia

esos que todo lo saben-;

porque esto tiene otra llave

y el gaucho tiene su cencia.

 

Es triste en medio del campo

 1475

pasarse noches enteras

contemplando en sus carreras

las estrellas que Dios cría-,

sin tener más compañía

que su delito y las fieras.

 1480

 

   Me encontraba como digo,

en aquella soledá

entre tanta escuridá

echando al viento mis quejas;

cuando el ruido del chajá

 1485

me hizo parar las orejas.

 

   Como lumbriz me pegué

al suelo para escuchar,

pronto sentí retumbar

las pisadas de los fletes,

 1490

y que eran muchos ginetes

conocí sin vasilar.

 

 Cuando el hombre está en peligro

no debe tener confianza,

ansí tendido de panza

 1495

puse toda mi atención,

y ya escuché sin tardanza

como el ruido de un latón.

 

   Se venían tan calladitos

que yo me puse en cuidao,

 1500

tal vez me hubieran bombiao

y me venían a buscar,

mas no quise disparar

que eso es de gaucho morao.

 

   Al punto me santigüé

 1505

y eché de giñebra un taco,

lo mesmito que el mataco

me arroyé con el porrón:

«si han de darme pa tabaco,

dige, «ésta es güena ocación».

 1510

 

   Me refalé las espuelas

para no peliar con grillos,

me arremangué el calzoncillo,

y me ajusté bien la faja,

y en una mata de paja,

 1515

probé el filo del cuchillo.

 

   Para tenerlo a la mano

el flete en el pasto até-

la cincha le acomodé,

y en un trance como aquel,

 1520

haciendo espaldas en él

quietito los aguardé.

 

   Cuanto cerca los sentí

y que hay nomás se pararon,

los pelos se me erizaron

 1525

y aunque nada vían mis ojos,

«no se han de morir de antojo»

-les dije, cuanto llegaron.

 

   Yo quise hacerles saber

que allí se hallaba un varón,

 1530

les conocí la intención

y solamente por eso

fue que les gané el tirón,

sin aguardar voz de preso.

 

   -«Vos sos un gaucho matrero»

 1535

dijo uno haciéndose güeno,

«vos matastes un moreno

»y otro en una pulpería,

»y aquí está la policía

»que viene a justar tus cuentas,

 1540

»te va a alzar por las cuarenta

»si te resistís hoy día».

 

   «No me vengan, contesté,

»con relación de dijuntos;

»esos son otros asuntos;

 1545

»vean si me pueden llevar,

»que yo no me he de entregar

»aunque vengan todos juntos».

 

   Pero no aguardaron más,

y se apiaron en montón-

 1550

como a perro cimarrón

me rodiaron entre tantos,

yo me encomendé a los Santos,

y eché mano a mi facón.

 

   Y ya vide el fogonazo

 1555

de un tiro de garabina,

mas quiso la suerte indina

de aquel maula, que me errase,

y ay no más lo levantase

lo mesmo que una sardina.

 1560

 

   A otro que estaba apurao

acomodando una bola,

le hice una dentrada sola,

y le hice sentir el fierro,

y ya salió como el perro

 1565

cuando le pisan la cola.

 

   Era tanta la aflición

y la angurria que tenían,

que tuitos se me venían

donde yo los esperaba,

 1570

uno al otro se estorbaba

y con las ganas no vían.

 

   Dos de ellos que traiban sables

más garifos y resueltos,

en las hilachas envueltos

 1575

en frente se me pararon,

y a un tiempo me atropellaron

lo mesmo que perros sueltos.

 

   Me fui reculando en falso

y el poncho adelante eché,

 1580

y cuando le puse el pie

uno medio chapetón,

de pronto le di el tirón

y de espaldas lo largué.

 

   Al verse sin compañero

 1585

el otro se sofrenó

entonces le dentré yo,

sin dejarlo resollar.

Pero ya empezó a aflojar,

y a la pu... n... ta disparó.

 1590

 

   Uno que en una tacuara

había atao una tijera,

se vino como si juera

palenque de atar terneros,

pero en dos tiros certeros

 1595

salió aullando campo ajuera.

 

   Por suerte en aquel momento

venía coloriando el alba

y yo dige «si me salva

»la Virgen en este apuro,

 1600

»en adelante le juro

»ser más güeno que una malva».

 

   Pegué un brinco y entre todos

sin miedo me entreveré-

echo ovillo me quedé

 1605

y ya me cargó una yunta,

y por el suelo la punta

de mi facón les jugué.

 

   El más engolocinao

se me apió con un hachazo,

 1610

se lo quité con el brazo

de no me mata los piojos;

y antes de que diera un paso

le eché tierra en los dos ojos.

 

   Y mientras se sacudía

 1615

refregándose la vista,

yo me le fui como lista

y ay no más me le afirmé

diciendole: «Dios te asista»

y de un revez lo voltié.

 1620

 

   Pero en ese punto mesmo

sentí que por las costillas

un sable me hacia cosquillas

y la sangre se me heló-

dende ese momento yo,

 1625

me salí de mis casillas.

 

   Di para atrás unos pasos

hasta que pude hacer pie,

por delante me lo eché

de punta y tajo a un criollo,

 1630

metió la pata en un hoyo,

y yo al hoyo lo mandé.

 

   Tal vez en el corazón

lo tocó un San Bendito

a un gaucho que pegó el grito,

 1635

y dijo: -«¡Cruz no consiente

»que se cometa el delito

»de matar ansí un valiente!».

 

   Y ay no más se me aparió

dentrándole a la partida,

 1640

yo les hice otra envestida

pues entre dos era robo;

y el Cruz era como lobo

que defiende su guarida.

 

   Uno despachó al infierno

 1645

de dos que lo atropellaron,

los demás remoliniarion,

pues íbamos a la fija,

y a poco andar dispararon

lo mesmo que sabandija.

 1650

 

   Ay quedaban largo a largo

los que estiraron la geta,

otro iba como maleta,

y Cruz de atrás les decía:

«que venga otra polecía

 1655

»a llevarlos en carreta».

 

   Yo junté las osamentas,

me hinqué y les recé un bendito,

hice una cruz de un palito

y pedí a mi Dios clemente,

 1660

me perdonara el delito

de haber muerto tanta gente.

 

   Dejamos amontonaos

a los pobres que murieron,

no sé si los recogieron

 1665

porque nos fuimos a un rancho,

o si tal vez los caranchos

ay no más se los comieron.

 

Lo agarramos mano a mano

entre los dos al porrón,

 1670

en semejante ocasión

un trago a cualquiera encanta,

y Cruz no era remolón

ni pijotiaba garganta.

 

   Calentamos los gargueros

 1675

y nos largamos muy tiesos,

siguiendo siempre los besos

al pichel, y por más señas

íbamos como sigüeñas

estirando los pescuesos.

 1680

 

   «Yo me voy, le dije, amigo,

»donde la suerte me lleve,

»y si es que alguno se atreve

»a ponerse en mi camino

»yo seguiré mi destino

 1685

»que el hombre hace lo que debe».

 

   «Soy un gaucho desgraciado

»no tengo donde ampararme,

»ni un palo donde rascarme,

»ni un árbol que me cubije,

 1690

»pero ni aun esto me aflije

»porque yo sé manejarme».

 

   «Antes de cair al servicio

»tenía familia y hacienda,

»cuando volví, ni la prenda

 1695

»me la habían dejado ya-.

»Dios sabe en lo que vendrá

»a parar esta contienda».


 

 

La vuelta de Martin Fierro

                                           

Conscientes de que serán perseguidos por el enfrentamiento con la partid,  Fierro y Cruz deciden huir juntos al desierto para vivir entre los indígenas. Al inicio de “La vuelta”, ya se encuentran en las tolderías mapuches. Allí, Cruz muere de viruela y Fierro conoce a una mujer criolla, prisionera de la tribu, que es maltratada. Luego de un enfrentamiento con un aborigen en el que este muere, huye con la “cautiva”, a quien deja a salvo en una estancia. Nuevamente solo, sigue camino hasta que accidentalmente encuentra a sus hijos.

 

 

XI

   Y mientras que tomo un trago

pa refrescar el garguero,

y mientras tiempla el muchacho

y prepara su estrumento,

les contaré de qué modo

 1585

tuvo lugar el encuentro.

Me acerqué a algunas Estancias

por saber algo de cierto,

creyendo que en tantos años

esto se hubiera compuesto;

 1590

pero cuanto saqué en limpio

fue, que estábamos lo mesmo,

ansí me dejaba andar

haciéndome el chancho rengo,

porque no me convenía

 1595

revolver el avispero;

pues no inorarán ustedes

que en cuentas con el gobierno

tarde o temprano lo llaman

al pobre a hacer el arreglo.

 1600

Pero al fin tuve la suerte

de hallar un amigo viejo,

que de todo me informó,

y por él supe al momento,

que el Juez que me perseguía

 1605

hacía tiempo que era muerto:

por culpa suya he pasado

diez años de sufrimiento,

y no son pocos diez años

para quien ya llega a viejo.

 1610

Y los he pasado ansí,

si en mi cuenta no me yerro

tres años en la frontera,

dos como gaucho matrero,

y cinco allá entre los Indios

 1615

hacen los diez que yo cuento.

Me dijo, a más, ese amigo

que andubiera sin recelo,

que todo estaba tranquilo,

que no perseguía el Gobierno;

 1620

que ya naides se acordaba

de la muerte del moreno,

aunque si yo lo maté,

mucha culpa tuvo el negro.

Estube un poco imprudente,

 1625

puede ser, yo lo confieso,

pero él me precipitó

porque me cortó primero.

Y amás, me cortó en la cara

que es un asunto muy serio.

 1630

Me asiguró el mesmo amigo

que ya no había ni el recuerdo

de aquel que en la pulpería

lo dejé mostrando el sebo.

Él, de engreído, me buscó

 1635

yo ninguna culpa tengo;

él mesmo vino a peliarme,

y tal vez me hubiera muerto

si le tengo más confianza

o soy un poco más lerdo.

 1640

Fue suya toda la culpa

porque ocasionó el suceso.

Que ya no hablaban tampoco,

me lo dijo muy de cierto,

de cuando con la partida

 1645

llegué a tener el encuentro.

Esa vez me defendí

como estaba en mi derecho,

porque fueron a prenderme

de noche y en campo abierto.

 1650

Se me acercaron con armas,

y sin darme voz de preso

me amenazaron a gritos

de un modo que daba miedo.

Que iban arreglar mis cuentas

 1655

tratándome de matrero,

y no era el gefe el que hablaba

sino un cualquiera de entre ellos.

Y ese, me parece a mí,

no es modo de hacer arreglos,

 1660

ni con el que es inocente,

ni con el culpable menos.

Con semejantes noticias

yo me puse muy contento

y me presenté ande quiera

 1665

como otros pueden hacerlo.

De mis hijos he encontrado

sólo a dos hasta el momento

y de ese encuentro feliz

le doy las gracias al cielo.

 1670

A todos cuantos hablaba

les preguntaba por ellos,

mas no me daba ninguno

razón de su paradero;

casualmente el otro día

 1675

llegó a mi conocimiento,

de una carrera muy grande

entre varios estancieros,

y fui como uno de tantos

aunque no llevaba un medio.

 1680

No faltaban, ya se entiende

en aquel gauchage inmenso,

muchos que ya conocían

la historia de Martín Fierro;

y allí estaban los muchachos

 1685

cuidando unos paregeros.

Cuanto me oyeron nombrar

se vinieron al momento,

diciéndome quiénes eran

aunque no me conocieron,

 1690

porque venía muy aindiao

y me encontraban muy viejo.

La junción de los abrazos

de los llantos y los besos

se deja pa las mujeres

 1695

como que entienden el juego.

Pero el hombre que comprende

que todos hacen lo mesmo,

en público canta y baila

abraza y llora en secreto.

 1700

Lo único que me han contado

es que mi muger ha muerto.

Que en procuras de un muchacho

se fue la infeliz al pueblo,

donde infinitas miserias

 1705

habrá sufrido por cierto.

Que por fin a un hospital

fue a parar medio muriendo,

y en ese abismo de males

falleció al muy poco tiempo.

 1710

Les juro que de esa pérdida

jamás he de hallar consuelo;

muchas lágrimas me cuesta

dende que supe el suceso.

Mas dejemos cosas tristes

 1715

aunque alegrías no tengo;

me parece que el muchacho

ha templao y está dispuesto.

Vamos a ver qué tal lo hace,

y juzgar su desempeño.

 1720

Ustedes no los conocen,

yo tengo confianza en ellos.

No porque lleven mi sangre,

eso fuera lo de menos,

sino porque dende chicos

 1725

han vivido padeciendo.

Los dos son aficionados,

les gusta jugar con fuego.

Vamos a verlos correr.

Son cojos... hijos de rengo.

 

 

Guía de análisis

“El gaucho Martín Fierro”

1.       Respondé

a)      ¿Qué situación del gaucho Martin Fierro se cuenta en este canto? ¿Cuáles son los sentimientos que transmite la descripción del paisaje pampeano?

b)      En tres estrofas, alude a las estrellas. ¿Qué representan en la vida del gaucho? ¿Por qué? ¿Representan algo para tí?

c)       Al ser desertor, ¿cómo pasaba los días y las noches Martin Fierro?

d)      En la cuarta estrofa, Fierro juzga la condición del gaucho inferior a la de un animal. ¿Por qué?

¿Te parece bien esa comparación? Justifica.

 

2.       Enumerá  los animales con los que compara la condición del matrero, a la policía y a los demás hombres. Aclará el por qué de esas comparaciones.

 

3.       Releé las estrofas en las que pone en evidencia quiénes son sus aliados. Enuméralos y explicá cuándo los invoca.

 

4.       Explicá por qué se define a sí mismo como un gaucho altivo.

 

“La vuelta de Martin Fierro”

5.       Respondé

a)      ¿Qué encuentro cambia la suerte de Fierro? ¿Por qué?

b)      ¿Cuáles son las circunstancias en que halla a sus hijos?

c)       ¿Por qué no se deja llevar por la emoción a la verlos?

 

6.       Transcribí los versos en los que Fierro se muestra como:

·         un hombre avejentado;

·         un hombre imprudente y excitable;

·         una persona piadosa;

·         un padre orgulloso, y

·         un personaje popular.

 

Relaciono e interpreto

7.       ¿Cuáles son los momentos de “El gaucho Martin Fierro” que rememora en el canto de “La vuelta…” que leíste en este trabajo?

 

8.       Teniendo en cuenta los hechos narrados por Fierro en la primera parte, explicá el sentido de estas afirmaciones.

a)      “Ansí me dejaba andar/ haciéndome el chancho rengo,/ porque no me convenía/ revolver el avispero”;

b)      “…los dos son aficionados,/ les gusta jugar con fuego;/ vamos a verlos correr,/ son cojos… hijos de rengo”.